miércoles, 24 de octubre de 2012

Huelga: el único medio sostenible de protesta

Es tiempo de replantear las formas de reivindicar la soberanía del pueblo atacando a la economía donde más le duele, y lo que más le duele es contemplar pérdidas, o dicho de otro modo, no ver ingresos durante al menos un día, pues cualquier ausencia de ingresos es considerado como pérdida para el capitalista. Se necesita de una concienciación muy extrema para poder llevar a cabo este propósito, pues con la actual reforma laboral es posible despedir a todo aquel que se convoque a la huelga, ya que una falta injustificada puede recaer en un despido procedente. Pero, ¿y si hubiese una participación global en la huelga?, ¿qué podría devenir de una paralización total del país?, ¿sería en ese caso que después de la huelga se produjera una oleada de despidos en masa?. En el supuesto previo, ¿sería posible suplir esos puestos "liberados" en el caso de un despido en masa?, ¿esos despidos no generarían un nuevo gasto?. Se sabe de empleados de grandes superficies como "el corte inglés" o "mecadona" entre otros, que amenazan con despedir a sus empleados en caso de que participen de una huelga. Incluso no es impensable que otras empresas también lo hagan para infundir miedo a sus empleados. Todo se deduce a lo mismo, al miedo generado ante la imposibilidad de pagar la hipoteca.
Pero es hora de actuar, y si no es ahora, entonces tendremos que esperar a que haya más gente sin trabajo y sin casa para que se obtenga una reacción. No es muy descabellado pensar que la reducción de presupuesto en pensiones y seguridad social sea un medio para condenar a muerte a ciertos individuos que generan ya demasiado gasto para la sociedad. Pues cuando escucho hablar a nuestros políticos puedo percibir el desprecio con el que se dirigen al pueblo. Están convencidos de que el pueblo tiene que atenerse a sufrir las consecuencias de los desmanes que ha consentido durante tantos años, y culpan al pueblo de ello continuamente. Siempre es culpable el que menos culpa tiene mientras los imputados de casos de corrupción campan a sus anchas robando con total impunidad. En su mayoría políticos, grandes empresas, y grandes familias adineradas son los que más dinero evaden a las arcas públicas mientras son defendidos por las leyes que aprueban los "representantes del pueblo". Toda una vergüenza en un estado de derecho donde la transición sólo ha sido una pantomima para que los herederos del fascismo se llenen los bolsillos a costa del pueblo. Esa es la herencia que hemos recibido de una supuesta transición política para otorgar al pueblo su hegemonía.
Todos aquellos que no están dispuestos a secundar una huelga deberían pensar en qué ocurrirá cuando no puedan afrontar los gastos que conlleva vivir en esta sociedad, qué puede devenir el que se apliquen unos presupuestos vergonzosos que solo favorecen a las grandes fortunas, o qué harán cuando la sanidad sea privatizada o incluso la educación.
El estado, debería salvaguardar los derechos fundamentales que antaño se conquistaron con la lucha, pero contrariamente esos derechos están siendo sustraídos para que la economía capitalista no se desplome. Pero es imposible sostener un sistema en el cual el obrero tiene cada vez menos recursos con los que sobrevivir, más leyes que cumplir, pero ningún derecho que poder ejercer. Estamos llegando al extremo de conseguir la exclavitud total de la clase obrera mientras las empresas siguen defraudando impuestos y generando pérdidas para abaratar la mano de obra.
Todo depende de la participación ciudadana para la huelga convocada el 14 de Noviembre. Si se consiguiese paralizar totalmente el país, y si se pudiese conseguir que la huelga se alargase más de las 24 horas previstas, el golpe a la economía capitalista sería un éxito rotundo. Sólo cabe esperar que la gente se conciencie de que si ahora puede vivir medianamente bien, puede ser que un día no muy lejano se vea en la situación de miles de familias que han sido desahuciadas de sus hogares gracias a un gobierno que sólo vela por la continuidad de las grandes corporaciones.
Es hora de concienciarse y pensar en que puede deparar esta sociedad en el caso de que sigan recortando los derechos de los ciudadanos mientras mantienen todos los privilegios de la casta política.

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