miércoles, 26 de septiembre de 2012

25-S la sangre corre por Madrid

25 de Septiembre de 2012, la propuesta de rodear el congreso se lleva a cabo de forma pacífica y ordenada. Desde por la mañana los alrededores del congreso se llenan de ciudadanos en contra del régimen autoritario que quiere imponer el gobierno. Cada minuto que pasa más y más gente se une a la reivindicación. Personas de todas las edades llenan las calles aledañas al congreso, mientras los cuerpos de seguridad se van preparando para la mayor operación contra la ciudadanía organizada por el gobierno.
Sobre las 19:00 horas los cuerpos de seguridad se hacen hueco en la plaza de Neptuno utilizando una fuerza desproporcionada contra los manifestantes. Una estrategia muy bien pensada a la espera de que los efectivos, rodeados por los ciudadanos, sean agredidos por los manifestantes y se pueda llevar a cabo la operación del desalojo de las inmediaciones del congreso. La gente levanta las manos gritando "estas son nuestras armas" y seguidamente comienzan las primeras cargas contra la masa. Jóvenes y ancianos son apaleados indiscriminadamente por las fuerzas del orden a la espera de una represalia por parte de la ciudadanía, caso que no se produce y vuelven a levantar las manos contra la violencia recibida.
Al no recibir represalias de la ciudadania contra las cargas policiales, el efectivo situado en la plaza de Neptuno se reune a la espera de las siguientes ordenes. Pasara poco tiempo hasta que se reciba la orden de cargar contra los ciudadanos y conseguir el propósito de disgregar a la gente en pequeños grupos. Vuelan las pelotas de goma, los heridos se amontonan por las calles y dispositivos del SAMUR comienzan a rescatarlos. Los estruendos de los disparos se convierten en la sinfonía de la vergüenza mientras la gente corre por las calles delante de la policía. Algunas personas caen al suelo y seguidamente son rodeadas y apaleadas por grupos de antidisturbios. El miedo se apodera de la gente que se ve impotente ante tanta violencia desproporcionada. Bajo el sonido de los golpes y los disparos pueden oírse los llantos de una mujer que se ve en el suelo sujetando a su marido que no para de sangrar por una brecha que le han abierto en la cabeza. Los gritos de desesperación resuenan como el eco en las montañas, mientras unos pocos valientes intentan proteger a los más indefensos de las porras agitadas con furia.
Solo se puede percibir ira en los rostros de los antidisturbios mientras se sonríen entre ellos. Muchos lanzan sus ataques contra los ciudadanos con una expresión de frialdad y gozo que puede llegar a estremecer al más fuerte. Unos pocos policías, asombrados por la brutalidad que se esta cometiendo, intentan proteger y retirar a algunas personas para que no sean heridos, pero se ven apartados de su propósito por otros compañeros que continúan lanzando golpes con un odio que sobrepasa los limites de lo absurdo.
Sobre las 22:00 horas ya hay mucha gente dispersa por la zona centro de Madrid. Muchos comerciantes protegen a los manifestantes dentro de sus locales mientras las calles siguen llorando sangre inocente. Cada vez se pueden ver más y más dispositivos del SAMUR socorriendo a los heridos. Los gritos de pánico llenan el ambiente al unísono de los disparos cuando la gente es acorralada y reprendida. Algunos periodistas son apartados para que no puedan informar de la barbarie que se esta cometiendo y con ello evitar la mala publicidad. Todo Madrid esta desbordado de efectivos policiales que siguen persiguiendo a la gente desprotegida. Los furgones policiales son los únicos vehículos que llenan las calles y no paran de llegar más cada poco tiempo.
Todo esto demuestra que el poder del pueblo es una fuerza que provoca miedo dentro del congreso, que no están dispuestos a ceder ante las protestas sociales y que el único propósito que se busca es criminalizar los movimientos pacíficos. Ayer el pueblo dejo patente que estamos ante un acontecimiento histórico. Miles de personas de todas partes de la península se reunieron por una misma causa y un único propósito, recuperar la soberanía popular.
Queda bastante conciso el mensaje recibido ante la protesta social, cuyo texto implícito remarca que el gobierno no quiere devolver el poder a su legitimo dueño, que seguirán con su propósito de criminalizar a los inocentes mientras la corrupción se apodera de la política, y que utilizarán toda la fuerza que sea necesaria para mantener su posición por encima del pueblo.

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