¿Alguna
vez te has parado a pensar, por qué piensas lo que piensas? Te has cuestionado
de dónde viene ese ideario que posees y hasta que punto es realmente tuyo o
implantado? para mi son preguntas realmente importantes, porque de su
respuesta podemos ver hasta que punto estamos equivocados o no, manipulados o
no sobre las ideas que propugnamos y con las cuales aun inconscientemente,
dirigimos nuestra vida.
Hay
una cosa realmente clara; el ser humano desde prácticamente ser concebido, esta
condicionado. No es lo mismo pertenecer a un barrio obrero, que a un barrio
rico por ejemplo. Y este es un hecho incuestionable que ya de por si genera
cierto condicionamiento en nuestra vida y de nuestro pensamiento. Desde un
sencillo punto de partida como este, empezamos a moldear nuestras ideas.
Pero
el problema no es ese. El problema viene de que nadie nos enseña a cuestionar
esas cosas que escuchamos, simplemente las absorbemos como si fuéramos una
esponja en una bañera con agua y las hacemos nuestras, contaminado la pureza
con la que entramos en este mundo dando por cierto todo lo que oímos de
nuestros mayores y nuestro entorno, mientras crecemos poco a poco. Además
muchas de esas ideas y concepciones del mundo son además, herencia recibida de
nuestros mayores por los suyos de una manera similar. Todo ello aderezado con
las diferencias que las modas juveniles y la tecnología disfrazan a las
generaciones. Con esto que digo no pretendo poner en tela de juicio algo muy
relacionado con esto, o quizá mejor dicho la base de este proceso, la
educación, pero si quiero reseñar que dando las cosas que nos dicen por ciertas
sin más, sin someterlas a una estricta reflexión, esta educación se devalúa convirtiéndose en un adoctrinamiento inconsciente pero que igualmente nos
posiciona frente tanto de los demás como de diferentes aspectos de la realidad
que vivimos, ya sea este político, religioso o visceral.
Y
en mi opinión todo ello nos lleva a esos juicios previos que hacemos de algo o
de alguien, desarrollando en nosotros los prejuicios, que por lo general
erradican la curiosidad en nosotros por conocer esas personas o cosas que por
el aprendizaje que hemos tenido rechazamos sin querer experimentar una relación
directa con ellos o ello.
Si
hiciéramos el pequeño experimento de reunir a unos cuantos niños de guardería
venidos de diferentes razas humanas y posiciones sociales y culturales, veremos
como a esa temprana edad no van a cuestionarse nada de esas particularidades de
cada uno, y se pondrán a jugar, salvo las excepciones en donde ya hayan
experimentado ese adoctrinamiento inconsciente del que hablaba. Que en sus
edades creo que raramente pasa.
Sin
embargo, si los volvemos a reunir años mas tarde veremos como han hecho mellas
sus ambientes y como influyen esos condicionamientos a los que se han visto
sometidos.
A
todo esto, ya que la vida tanto para bien como para mal es un suma y sigue,
tenemos que adicionar la televisión, un instrumento con un inmenso poder de manipulación,
un lobotomizador que nosotros mismos compramos en la tienda o el centro
comercial mas cercano de nuestra casa y que de no tener cuidado con el, y tener
muy presente que prácticamente todo de lo que sale de ella es ficción, nos
puede llevar ya no solo a no cuestionarnos las cosas, también a dejar de pensar
y de usar ese, en mi opinión, músculo que llamamos cerebro y a dejar de
ejercitarlo mediante el pensamiento hasta atrofiarlo y por ende, atrofiarnos.
No
pretendo demonizar la televisión, aunque parezca lo contrario. Pero si advertir
sobre ella. Porque no es ninguna tontería o un juicio arbitrario mio. Las noticias
nos hacen ver un mundo funesto, malvado, lleno de horrores y de fútbol Pero la
realidad es que todo eso, no es mas que una parte del mundo que nos circunda. O
nos hacen creer que todos los musulmanes son extremistas radicales cuando la
verdad es que no superan ni el 0.01%
La
gran mentira a la que nos vemos sometidos, bien sea por ese adoctrinamiento
inconsciente del que hablaba o por la manipulación de la caja tonta, es que de
alguna manera nos hace generalizar sobre cualquier asunto. Y si cada persona es
un universo en si misma junto con el ambiente que le rodea ya que no estamos
separados de el sino que vivimos con el, deberíamos observar cada caso
individualmente en cada colectivo. Habrá árabes malos y buenos blancos malos y
buenos, católicos, budistas, hinduistas, gitanos y así un largo etc. buenos y malos. Pero claro
desde pequeñitos sobre todo esto ya nos posicionan. Y la televisión termina de
moldearnos, de tal manera que los seres humanos hemos terminado divididos entre
nosotros y separados de la madre naturaleza, Gaia, la tierra que nos sostiene.
Pero
si todo esto es así ¿como reconocer las verdades de las medias verdades, las
verdades de las mentiras, lo correcto de lo incorrecto, lo moral de lo inmoral,
el bien del mal? ¿Cuáles son los parámetros para descubrir de los pensamientos
que tenemos cuales son nuestros y cuales no? Bien, para mi solo hay uno para
responder estas cuestiones. Un filtro que cada vez, presuntamente por todo lo
que he expuesto aquí, utilizamos menos; el respeto a la dignidad de la VIDA.
Algunos
pensaran que esto es puro idealismo, y otros, pura estupidez. Y creo que deberíamos
empezar a mirarlo como puro pragmatismo. Porque cuando empecemos a sopesar todo
lo que nos acontece desde el punto de mira del respeto a la vida, algo que en
este planeta es despreciado, cuando es un fenómeno inherente en el universo que
quizá no hemos terminado de asimilar y comprender, todos nuestros quehaceres, pensamientos, cotidianidades nuestras relaciones con los demás etc, cambiarán
completamente. Al final hemos realizado diferentes revoluciones que solo nos
han llevado a generar un mundo peor, a pesar de que todavía quedan muchísimas cosas
maravillosas por supuesto. Y tan solo nos queda por hacer una; la revolución humana,
intrínseca en la autocrítica y autoreflexión, haciéndonos capaces de mirar mas allá de solo lo que hacen los demás. Y al final por mas vueltas y revueltas que
demos, si no queremos que nuestra civilización se destruya, tendremos que
hacerla, cada uno, la suya. Y en esta peculiar revolución, no hay cabida para
señalar con el dedo a los culpables, sino de mirar nuestra propia
responsabilidad, pues nos guste o no, lo entendamos o no, creamos en ello o no,
todo, absolutamente todo en el universo, en este planeta, en este país, en esta
ciudad, esta interconectado. Así que, reflexionemos todos, yo me pongo el primero, de donde vienen las ideas, los pensamientos y los sentimientos que tenemos. Quizá nos llevemos una sorpresa. y conseguiremos ser mas genuinos. el yo soy así y punto, debe ya pasar de moda por que a lo mejor resulta que no eres tan así
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